La imperial Italia inicia de nuevo la conquista de Europa.

 


Los juegos pirotécnicos del coliseo romano posmoderno, más conocido en los tiempos que corren como estadio Olímpico, marcaron el punto de partida de un espectáculo maravilloso que continuó en la cancha.
La velada empezó llena de emociones con el recital de un sublime Andrea Bocelli interpretando el aria Nessun Dorma, la dinámica estridente y volátil de Bono, líder de U2, junto con Martin Garrix y the Edge que proporcionaron un espectáculo virtual lleno tecnología con su canción 'We are the people".
Justo para regalar una atmósfera mágica a un estadio atípico en estas épocas de pandemia, engalanado por la presencia de 16.000 aficionados.
La Italia de Roberto Mancini, aquel exquisito delantero que vistió las camisetas de Sampdoria y Lazio en aquel mismo recinto, despachó con un 3 - 0 categoríco a una Turquía apagada y sin ideas pese a contar con todas sus figuras.
Cakir, Soyuncu y Calhanoglu asistieron a una sinfonía donde inmobile e Insigne contaron con la inesperada colaboración de Demiral para entonar la melodia de la primera victoria en el torneo al cual llegan después de una dolorosa ausencia en el mundial de Rusia 2018.
El talento y elegancia de la 'azzurra' en la cancha, no desentonó con la fina presencia en el estadio de glorias como Vialli y Lombardo, escuderos cercanos de Mancini, así como de Totti y Nesta en las tribunas saludando al 'popolo'.
Fiesta redonda en Roma, hoy de nuevo epicentro del mundo, con los primeros tres puntos y buenas sensaciones para afrontar los siguientes compromisos contra Suiza y Gales en su nueva conquista del continente europeo.

Chile 1945: La primera Copa América de Colombia


Colombia asistiría a su primera Copa América o Campeonato Sudamericano, como se le conocía por ese momento, en 1945. El certamen se realizaría en Chile por cuarta vez y los cafeteros reemplazarían a una tradicional invitada como Perú que, por diferencias con la Conmebol, declinaba la invitación a hacer parte.

Siete fueron las selecciones participantes: Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Colombia, Bolivia y Ecuador. Se jugaría a una ronda, todos contra todos y el cuadro con más puntos sería el campeón de la edición número 18 del torneo.

La fecha de inauguración del campeonato estaba fijada para el 14 de enero de 1945 pero para Colombia había iniciado mucho antes. Una larga travesía de 25 días por carreteras, trenes y finalmente en barco, habían hecho falta para llegar a Valparaíso y desplazarse hasta Santiago justo a tiempo para la inauguración.

Ya instalados y con algunos días de descanso, harían su debut frente a uno de los claros favoritos, Brasil, que estaba en la búsqueda de su tercer titulo y no perder la estela de Argentina y Uruguay en número de campeonatos.

Aquel 21 de enero de 1945, el marcador no favorecería mucho a los colombianos que la los 38 minutos de partido ya habían encajado tres goles. Ese día la nómina titular estaba conformada por: Andrés Acosta, Lucas Martínez, Gabriel Mejía, Juan Quintero, Isidro Joliani, Antonio Julio de la Hoz, Lancaster de León, Roberto Gamez, Luis González, Fulgencio Berdugo (capitán) y Arturo Mendoza. El marcador no se movería más.

Uruguay no tendría piedad en la segunda salida del equipo nacional y con la intensión de no dejar escapar ninguna opción de revalidar su campeonato conseguido en 1942, le endosó un humillante 7-0.

El equipo dirigido por Roberto Meléndez tendría que esperar hasta la quinta fecha para alcanzar su primera victoria con un contundente 3-1 ante Ecuador. Previamente las derrotas ante Chile por 2-0 y Argentina 9-1 habían minado la moral.

Lo único rescatable de aquellas presentaciones fue el primer gol colombiano en la historia de la competición anotado por Arturo ‘guarapo’ Mendoza a los 52 minutos contra los gauchos.

Colombia finalizó el campeonato en la quinta posición después de empatar 3-3 contra Bolivia y se hizo acreedor a la Copa Mariscal Sucre otorgada al conjunto que obtuviera mejor puntaje entre Colombia, Bolivia y Ecuador.

Argentina fue el campeón invicto con cinco victorias, un empate y once puntos, uno más que Brasil al que venció 3-1 a dos fechas del final del campeonato.

Empezaba un camino que hasta el 2001 entregaría a la selección nacional su primer y único titulo hasta el momento.

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William McGregor: el costurero que se inventó la Liga Inglesa


La Liga inglesa nació entre hilos, botones y máquinas de coser. Sí, es verdad, es así como lo lees. William McGregor, un comerciante escocés llegó a Birmingham con sus maletas llenas de sueños siguiendo los pasos de su hermano Peter quien había arribado a la ciudad inglesa pocos años antes para establecerse como comerciante vendiendo toda clase de suministros de costura.

Cada tanto, durante el día, su mente era ocupada completamente por el fútbol. Estaba tan entusiasmado por el juego que los sábados, uno de los días de mayor circulación en su negocio, cerraba la tienda temprano para poder ver los partidos del modesto Calthorpe, un equipo local fundado por uno de sus amigos escoceses.

Motivado por su pasión decidió vender toda clase de equipaciones futboleras en el costurero lo cual le permitió conocer muchas personas y convirtió su local en un punto de referencia para todos los aficionados. Fue en una de aquellas interminables tertulias donde descubrió una de sus grandes pasiones, el club de fútbol Aston Villa.

Para esa época el Aston Villa era un pequeño club fundado en 1874 por cuatro chicos, Jack Hughes, Frederick Matthews, Walter Precio y William Scattergood quienes asistían regularmente a la capilla de Cruz Villa en Handsworth, y pensaron que sería una buena idea invitar a McGregor a integrar el comité directivo. En poco tiempo, McGregor administraría el club y con su gran creatividad crearía su escudo dominado por un león, inspirado en el estandarte real de su Escocia natal. Empezaba una larga historia que engrandecería aquel equipo de las Midlands y nos regalaría una de las ligas más importantes en la actualidad.

La organización del fútbol en esa época, mediados de los 80, era un caos total, es más me atrevería a decir que no existía, pese a que la Football Association (FA) llevaba algunas décadas existiendo, más concretamente desde 1863. Los equipos no cumplían sus compromisos, llegaban con menos jugadores, con calzado de calle y no existía un calendario serio de partidos. Se abría un importante debate en el naciente fútbol inglés entorno a la profesionalización del juego.

Aburrido de aquella impuntualidad e improvisación McGregor decidió actuar. Escribió una carta a sus colegas del Preston North End, Blackburn Rovers, Bolton Wanderers y el West Bromwich Albion con lo siguiente:

 - “Les propongo que 10 o 12 equipos de los mejores de Inglaterra se organicen para jugar partidos entre ellos en casa y fuera cada temporada...”

Aprovechando la final de la FA Cup de 1888 (este torneo ya se venía disputando desde 1872) en Londres, los presidentes de los principales equipos del país se reunirían para darle más forma a aquella idea. Entre café y tabacos pues McGregor no tomaba alcohol, llegó la inspiración divina y se decidió llamar a la competición ‘Liga inglesa’, solo podría ser disputada por un equipo de cada ciudad y se crearía un calendario de partidos, cada victoria otorgaría dos puntos y el empate solo uno. Una decisión trascendental que convertiría nuestro deporte favorito de ser un simple pasatiempo a un ámbito más profesional. La primera temporada se jugaría entre 1888 y 1889.

Ese fue el puntapié inicial de lo que hoy se conoce como el formato de liga, se fundaría la Football League que hasta la llegada de la Premier League en 1992 (esa es otra parte de la historia más adelante), sería la principal competición de las islas británicas.

Años después, aquel costurero escocés sería honrado por la FA por sus servicios al deporte así como por su club, el Aston Villa, al que estuvo vinculado por más de 20 años. Es considerado uno de los hombres que más influyó en el juego cambiándolo para siempre pasando de ser un pasatiempo informal a una industria tal y como la conocemos a día de hoy. Desde 2008, en la entrada principal del estadio de Villa Park, se encuentra su estatua en bronce en homenaje al ‘padre’ las competiciones ligueras.

El primer reglamento del fútbol

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La fiebre del fútbol recorría rápidamente las calles de las principales ciudades del Reino Unido en 1863. Los principales focos de la epidemia que crecía cada día más, eran los campus universitarios donde miles de estudiantes se reunían para jugar con el único fin de divertirse y sin leyes en común que unificaran la práctica del naciente deporte.

Por fortuna Ebenezer Cobb Morley, un apasionado del deporte y las actividades atléticas, tomó como suya, una responsabilidad que cambiaría la historia del fútbol. El asiduo asistente y organizador de las reuniones en la taberna Freemasons Arms de Londres, decidió redactar una serie de reglas para proponer a todos sus acompañantes en aquellas tertulias, donde la principal regla era desterrar el uso de las manos, así como evitar agarrones entre jugadores.

El balón debía ser transportado únicamente con los pies y nadie podría detener el juego con las manos, no existía la figura del portero. En total escribió trece reglas y se dispuso a presentarlas en la reunión citada para el 8 de diciembre.

Varias discusiones se llevaron a cabo aquel día. Los inconformes con la limitación del uso de las manos y el contacto físico se marcharon para, pocos años más tarde, fundar la Rugby Union. Después de algunas modificaciones consensuadas por los restantes participantes, se creó el primer reglamento del fútbol del cual se tenga noticia.

Cobb Morley empezó a ser conocido desde aquella jornada como el ‘padre del fútbol’ y continúo realizando esfuerzos para formalizar la práctica del popular deporte. El grupo de precursores constituyó la Football Association y llevaron una imprenta las recién establecidas reglas para ser impresas en un cuadernillo que sería distribuido por toda Inglaterra.

John Lillywhite, impresor en Euston Square de Londres, decidió comprar los derechos del reglamento y editarlo en dos versiones, una de bolsillo y la otra un poco más elaborada, pero con la información necesaria para echar a rodar el balón oficialmente.

El primer partido bajo la jurisdicción del nuevo reglamento se jugaría el 19 de diciembre entre el equipo de Cobb Morley, el Barnes, distrito en el cual vivía al suroeste de Londres, y el Richmond, nombrado así en honor al municipio que lo contenía. El resultado fue un pálido 0-0 que decepcionó a algunos de los asistentes, pero no apaciguaron el ímpetu de aquel hombre de popularizar esta práctica. Fue el primer secretario de F.A y segundo presidente de la misma.   

Así nació el histórico saludo de Independiente de Avellaneda



Los jugadores del Club Atlético Independiente de Avellaneda entran al campo y se forman en una fila, el capitán de turno da un paso adelante y levanta las manos, lo siguen sus compañeros y con mística y compromiso saludan los cuatro costados del estadio Libertadores de América. La gente responde al unísono y disfruta del inicio de otra fecha en la cual el popular equipo de Avellaneda luchará por conseguir los anhelados tres puntos que lo pueden acercar a un título. Pero, ¿de dónde viene este espiritual saludo que por muchas décadas fue signo de identidad de uno de los clubes más grandes de la Argentina? 

La identidad de un club de fútbol está determinada por construcciones sociales a lo largo del tiempo que lo diferencian de los demás, ¿quién se imagina una salida del Liverpool a la cancha de Anfield Road sin el tradicional ‘You’ll never walk alone’ o el West Ham United saltando al terreno de juego sin las tradicionales burbujas de jabón surcando la boca del túnel? 

Hace cuatro décadas era imposible pensar en Independiente de Avellaneda sin el saludo arriba descrito que marcó la época más gloriosa del club a nivel nacional e internacional. En la década de los 60, Independiente atravesaba por una época plagada de duras críticas por parte de la hinchada y las despiadadas editoriales de los medios de comunicación cuando Jorge ‘Chivita’ Maldonado, capitán del equipo campeón en la temporada 1960, se le ocurrió después de salir a la cancha dar un paso adelante y mostrarle a todo el estadio sus manos limpias en señal de protesta. Era una consigna en la cual quería demostrar que tanto él como sus compañeros no tenían nada que esconder.
  
Este gesto de protesta se convirtió en el santo y seña de un equipo que ganó todo lo posible y se denominó ‘Rey de Copas’ de América, título que aun ostenta al ser el conjunto con mayor número de campeonatos en Copa Libertadores con siete conquistas, así como dos intercontinentales y dieciséis de Primera División, solo para nombrar los más importantes.

Cada fecha, grandes jugadores como Ricardo Pavoni, Raúl Emilio Bernao, Pepe Santoro, Raúl Armando Savoy y Roberto Ferreiro, entre muchos otros, saludaban a su hinchada delirante en las tribunas hasta que poco a poco esta tradición fue desapareciendo con las nuevas generaciones.

Fue precisamente el fallecimiento del último de esta lista, ‘Pipo’ Ferreiro, el acontecimiento que devolvió esta tradición a las primeras planas cuando un 23 de abril de 2017, tres días después del deceso, Nicolas Tagliafico, con la cinta de capitán en su brazo y enfundado en la camisa numero 4, dio dos pasos adelante y respaldado por su equipo saludó al público emulando el histórico saludo y rindiendo un sentido homenaje a aquel que, como él, fue lateral del ‘rojo de Avellaneda’.

Seguramente Ariel Holan, técnico del equipo y fanático desde la cuna tuvo mucho que ver con este rescate de la tradición que afortunadamente siguen aplicando partido a partido incluso desafiando a la Conmebol que lo prohibió para la final de Recopa Sudamericana contra Gremio de Porto Alegre a principios del 2018.