La imperial Italia inicia de nuevo la conquista de Europa.

 


Los juegos pirotécnicos del coliseo romano posmoderno, más conocido en los tiempos que corren como estadio Olímpico, marcaron el punto de partida de un espectáculo maravilloso que continuó en la cancha.
La velada empezó llena de emociones con el recital de un sublime Andrea Bocelli interpretando el aria Nessun Dorma, la dinámica estridente y volátil de Bono, líder de U2, junto con Martin Garrix y the Edge que proporcionaron un espectáculo virtual lleno tecnología con su canción 'We are the people".
Justo para regalar una atmósfera mágica a un estadio atípico en estas épocas de pandemia, engalanado por la presencia de 16.000 aficionados.
La Italia de Roberto Mancini, aquel exquisito delantero que vistió las camisetas de Sampdoria y Lazio en aquel mismo recinto, despachó con un 3 - 0 categoríco a una Turquía apagada y sin ideas pese a contar con todas sus figuras.
Cakir, Soyuncu y Calhanoglu asistieron a una sinfonía donde inmobile e Insigne contaron con la inesperada colaboración de Demiral para entonar la melodia de la primera victoria en el torneo al cual llegan después de una dolorosa ausencia en el mundial de Rusia 2018.
El talento y elegancia de la 'azzurra' en la cancha, no desentonó con la fina presencia en el estadio de glorias como Vialli y Lombardo, escuderos cercanos de Mancini, así como de Totti y Nesta en las tribunas saludando al 'popolo'.
Fiesta redonda en Roma, hoy de nuevo epicentro del mundo, con los primeros tres puntos y buenas sensaciones para afrontar los siguientes compromisos contra Suiza y Gales en su nueva conquista del continente europeo.

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