Vittorio Pozzo, il vecchio Maestro



Con este post doy inicio a una nueva sección del blog, “Entrenadores con historia”, algunas veces amados, otras odiados, siempre cuestionados, es realmente una de las posiciones más incomodas en el fútbol mundial. Cuando se encara la derrota generalmente son señalados como los culpables pero cuando se abraza la victoria poco tienen que ver, aquí conoceremos algunos que hicieron historia donde quiera que estuvieron y como no empezar con uno de los más grandes, don Vittorio Pozzo, espero les guste.

Nadie nunca lo había notado, Vittorio procuraba que muy pocos se dieran cuenta de su secreto, no era una táctica infalible con la cual vencería a cualquier equipo que se le pusiera al frente, tampoco era un jugador traído de tierras sudamericanas que sería su “arma secreta” en el combinado “azzurri”, eran sus dos amuletos, un trozo de un trofeo roto y un billete a Inglaterra sin usar, siempre estaban consigo y le procuraban la confianza y la tranquilidad suficiente para asegurarse que las cosas le salieran bien.

Esa tarde del 19 de junio de 1938 se aferraba con más fe que nunca al excelente trabajo que había realizado con sus jugadores y al par de amuletos que llevaba en su traje, se jugaba la final del mundo y hasta la vida, Benito Mussolini sólo se conformaría con el bicampeonato de Italia, ya el ambiente bélico se respiraba, Alemania se había anexionado a Austria, España se ahogaba en una lucha fratricida entre republicanos y nacionales además de la creciente crisis política en la que se sumía Europa entera, en la cancha del estadio Colombes la amenaza a la que ellos se enfrentaban era un ordenado equipo húngaro que se las había arreglado con talento para llegar allí. A Vittorio solo noventa minutos lo separaban de lograr algo increíble como ser el primer (y hasta el momento único) entrenador en ganar dos copas mundiales seguidas o un futuro incierto en las garras de un dictador fascista y sin escrúpulos.

Su carrera en los banquillos había empezado muy pronto, a los 26 años y después de haberse enamorado del fútbol mientras estudiaba en Inglaterra Pozzo era elegido como el entrenador de Italia con motivo de los Juegos Olímpicos de Estocolmo en 1912. A pesar de su juventud era un gran entendido en materia futbolística, en su pasaje por Inglaterra había sostenido una fluida amistad con Charly Roberts, ex jugador del Manchester United y Stephen Bloomer, un histórico del Derby County, quienes habían cimentado un buen pensamiento táctico en su cabeza.

El debut no fue el soñado, Italia cayó 3-2 frente a los finlandeses y venció a los locales 1-0 en el partido de consolación, Pozzo se despide tristemente del seleccionado para afrontar un nuevo reto, dirigir al equipo de su ciudad, el Torino, al cual después de tres años lleva al subcampeonato de Serie A detrás del Genoa, en “el toro” (como se conoce popularmente al Torino) permanece por 10 años hasta que en 1922 decide tomarse un merecido descanso.

Pasan algunos años y un importante equipo como el AC Milán le hace una propuesta irrechazable para volver a entrenar, Vittorio vuelve a pisar los campos de entrenamiento y en los dos años que dura su periplo por el club “rossoneri” a duras penas consigue buenos resultados. Vuelve de nuevo a su estado de prejubilación con solo 41 años.

Dos años más tarde, ya en 1928 recibirá un llamado que le cambiará la vida, la selección Italiana toca de nuevo a su puerta, de nuevo los juegos olímpicos y de nuevo Pozzo en el banquillo nacional, el torneo no se les da nada mal en semifinales pierden con unos incontrolables uruguayos (a la postre medalla de oro de aquel torneo) 3-2 pero por el bronce vapulean a los egipcios 11-3.

Italia no asiste al primer campeonato mundial celebrado en Uruguay en 1930 pero la clase política encabezada por Benito Mussolini se emplea a fondo para conseguir la segunda cita del naciente torneo en 1934, sería un triunfo para el partido además su gran amigo Hitler ya se había asegurado la organización de los olímpicos de 1936, demostrarían que los regímenes totalitarios si funcionaban, una plataforma poderosa, la maquina propagandística se pondría en marcha. Suecia misteriosamente retiró su candidatura en 1932 dejando al país trasalpino como único candidato, albergarían la Copa del Mundo.

El responsable de que toda la maquinaria de superioridad promulgada por el fascismo se llevara a altas cotas de gloria en el campo deportivo era Vittorio Pozzo, para eso el turinés ya tenía un plan trazado, una táctica producto de su profundo estudio del juego: ‘el método’. Jugaría confiando más en los interiores, combinaría formaciones como el 2-3-5 y W-M mundialmente conocida por el despliegue austriaco y también contaría con los ‘oriundi’ (hijos de italianos nacidos en América) Enrico Guaita, Raimundo Orsi y Luis Monti quien cuatro años antes había estado dentro de la cancha del Centenario disputando la final con los colores de Argentina.

Las primeras etapas pasaron muy tranquilamente para los suyos, en el preliminar Grecia se llevó un 4-0 y en primera ronda los estadounidenses encajarían un 7-1 a manos de una entusiasmada Italia, pero en cuartos de final llegaría la primera piedra en el zapato, España. Fue necesario un partido extra de desempate para dirimir cual de los dos debía pasar a segunda fase después de un férreo empate 1-1, para el segundo partido, celebrado un día después, España se presentó sin siete de sus titulares (entre ellos el estelar portero Zamora) y los italianos sin cuatro, sólo un gol de Giuseppe Meazza apostilló su presencia en la siguiente fase.

En semifinales vencieron al ‘Wunderteam’ austriaco ya entrado en años y se instalaron en la final frente a Checoslovaquia, no fue tan fácil y con ‘el duce’ en las tribunas Vittorio sudó la gota gorda, en la prolongación Schiavio le dio el gol de la victoria a los italianos, Mussolini ya tenía lo que quería, Vittorio ciertamente también.

En 1936 el equipo de Pozzo participaría en las olimpiadas del gran aliado político, Alemania y se llevaría a casa su primera medalla de oro, para el mundial de Francia eran los principales favoritos, además se repetía la misma historia de hace unos años, Benito (por Mussolini) quería más de lo mismo.

En primera ronda Noruega fue un rival de cuidado, solo un gol de Piola deshizo la igualdad en la prorroga (2-1), las cosas no empezaban con buen pie para la ‘squadra azzurra’, el rival en la siguiente ronda era, nada más y nada menos, Francia, los anfitriones, Vittorio hizo gala de un impresionante orden táctico en el campo de juego y los suyos de alzaron con una victoria por 3-1. Brasil cometió un error garrafal en semifinales y le facilitaron la vida dejando por fuera a sus dos grandes baluartes en ataque Leonidas y Tim, Italia consiguió otra victoria por 2-1 y se instaló en la final.

Sólo noventa minutos, la gloria o la miseria, la nota que había recibido de Mussolini minutos antes retumbaba en su cabeza, el dictador había escrito de su puño y letra en un papel “Vencer o morir”.

Los jugadores y el entrenador se jugaron literalmente la vida en este encuentro contra Hungría, un 4-2 bien logrado dejó sus cabezas en su sitio y dejó hasta espacio para la celebración, nunca sus dos amuletos surtieron más efecto que este día, Vittorio los guardó, la inminente llegada de la segunda guerra mundial no le permitiría defender su titulo cuatro años más tarde, pasarían doce antes que la pelota volvía a rodar en este magno evento.

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Vittorio Pozzo dejó la selección italiana en 1948 a los 62 años, debajo del brazo llevaba la impresionante suma de 64 victorias, 17 empates y 16 derrotas.

Hasta hoy es el único entrenador en la historia en ganar dos títulos mundiales, además seguidos.

Después de retirarse del fútbol ejerció el periodismo deportivo hasta fallecer a los 82 años en 1968 en su amado Turin.

Se propuso que el nuevo estadio de Delle Alpi llevara su nombre.

4 comentarios:

Tobias dijo...

Joder con Don Vittorio eso no lo hace cualquiera!!! Pero ahora hay un candidato Marcelo Lippi ademas es compatriota ¿cederá su récord Pozzo?
Hay que ver los partidos de la "azzurra"

Diego dijo...

Grandisimo articulo, igual que la mayoría de los que he estado mirando. Me pasaré a menudo por aquí.

Ya te he añadido en los links de mis blogs.

Un saludo!

Matías Rodríguez dijo...

hace unos das hice un articulo sobre el grande torino y la tragedia de superga, vittorio pozzo en esa oprotunidad como bien describis habia dejado hace poco de ser el tecnico de la seleccion de italia y cuando estaba al frente contaba con 10 de los 11 titulares del torino, por lo que a uno de los que llamaron a la escensa del accidente para reconocer cuerpos fue a el, fue un excelente entrenador, veremos si logra alcanzarlo lippi en sudafrica, muy buen articulo amigo, gigante, un abrazo

cityground dijo...

Muy bueno el artículo, a Italia le doy merito por su titulo del 38, el del 34 me parece que fue un Mundial muy condicionado por el régimen fascista, a España le hicieron de todo para eliminarla y en la final parecido, Italia debía ganar o ganar a cualquier precio.

En el 38 si demostraron ser los mejores, lo de Brasil de reservar a Leonidas en semifinales jugando contra la actual campeona del mundo y olímpica de traca, siempre he leído que era así pero me sigue pareciendo sorprendente.