En Ipswich hay una pequeña calle con nombre glorioso, queda muy cerca del estadio de Portman Road y en una de sus esquinas hay una estatua de bronce que mira impávida el trasegar del equipo de la ciudad por distintas categorías del fútbol inglés.
Aquel homenaje es para el mismo hombre que da su nombre a la calle, un hombre que como jugador acaparó pocos titulares pero que como entrenador llevó al modesto Ipswich Town y la selección nacional a disfrutar de la gloria, Alf Ramsey.
En el verano de 1955 Ipswich Town llevaba 65 temporadas jugando en los torneos de la Football Association, nunca había jugado en primera división y lejos se veía la posibilidad de cumplir un destacado papel en la tercera que era su lugar natural los últimos años. Ramsey de 35 años, joven para la vida pero viejo para ser futbolista profesional, acababa de colgar los guayos en el Tottenham Hotspurs y se ponía el buzo de entrenador para dirigir a los ‘tractor boys’, como cariñosamente se llamaba al equipo en su natal ciudad.
Pronto se vio un salto de calidad en la escuadra que en su primera temporada al mando anotó, una para nada despreciable suma de 106 goles en 46 encuentros, válidos por el campeonato. Se veía claramente su mano en el equipo que empezó a ganar importantes partidos a pesar de tener una nómina más bien discreta de jugadores. El cambio empezó por el orden táctico. Ramsey, un estudioso del juego, analizó la función de los extremos que en aquella época cumplían una función exclusivamente al ataque y decidió retrasarlos unos metros más al medio del campo, e incorporar funciones defensivas en su perfil convirtiéndolos en interiores. Así los laterales de los equipos rivales al avanzar sobre la banda dejaban su espalda descubierta y voluble al contra ataque.
La temporada siguiente toda esta revolución táctica traída por él al equipo daría sus frutos, Ipswich Town conseguía el primer título de su historia al ganar la tercera división adjudicándose así el ascenso a un escalón más alto en el fútbol de las islas.
Pero lejos de estar conforme, aquel equipo se fijaba la meta de realizar el asalto por un cupo a primera división donde los equipos más encopetados del país jugaban. Es así como en la liga de 1960-61, tres temporadas más tarde, logra su propósito y con el campeonato de segunda debajo del brazo llega por primera vez a la categoria principal del fútbol inglés, la gran primera división, vitrina principal donde a pesar de ganarse con sobrado mérito su participación, eran vistos como simples invitados que pelearían en la parte baja de la tabla por no descender.
El primer curso en toda su historia que jugaba en la primera división comenzaba tal y como lo esperaban los apostadores, con dificultad. Un empate 0-0 en Bolton, la derrota contra el Burnley 4-3 como visitante y un 2-4 contra el Manchester City en Portman Road presagiaban duros tiempos para el Ipswich, pero en la cuarta fecha, en el partido de vuelta contra el Burnley (la programación de la Liga era diferente a como se juega actualmente), un categórico 6 -2 los pone de vuelta por la senda de la victoria encadenando tres victorias más frente a West Bromwich Albion, Blackburn Rovers y Birmingham. Solo el Everton es capaz de frenar frenar la locomotora en Liverpool con un amplio 5-2.
Definitivamente durante la temporada el juego como visitante es la principal piedra en el camino de los ‘tractor boys’. Hasta finales de enero, justo en el meridiano de la competición, sufren cinco derrotas pero su fortaleza como local los mantienen cerca del grupo de líderes. A principios de marzo empieza la remontada y alcanzan un sorpresivo segundo lugar. Aquellos que no daban una libra por ellos o los que los veían como a un mendigo invitado a una fiesta de ricos, comienzan a preocuparse por su racha positiva. La sorpresa mayúscula se daría a finales de mes, después de su victoria frente al Wolverhampton Wanders en los últimos instantes del partido por 3-2, el Ipswich Town, debutante en primera división, equipo armado con los dientes por Alf Ramsey, conseguía el liderato del campeonato.
Pero aún quedaba la tarea más difícil, mantenerse en el primer puesto hasta el final de la temporada y así alcanzar la épica gesta. Antes de enfrentarse al Arsenal en el estadio de Highbury en su penúltima fecha, el Ipswich lideraba la tabla con 52 puntos, uno más que su inmediato perseguidor, casualmente el Burnley que les había propinado su primera derrota y también los había endulzado con su primera victoria, pero ‘the clarets’ tenía un partido menos entonces robarse el título de primera división en su primer año no dependía exclusivamente de ellos. Si el Burnley ganaba sus dos partidos restantes quedarían empatados en puntos y el gol diferencia jugaría a su favor otorgándoles el campeonato.
Debían ganar a toda costa como visitantes, revertir esa tendencia negativa que los atormentaba y lo lograron con un importante 3-0 sobre los ‘gunners’. Terminaron su calendario derrotando al Aston Villa como locales mientras esperaban noticias sobre el partido que disputaban Burnley y Chelsea. Finalmente el equipo perseguidor no pudo pasar del empate contra los londinenses y por primera vez en la historia, un equipo conseguía el título en su temporada de ascenso a primera división y se convertía, junto en el Preston North End (primer campeón de Liga), en campeón en su debut.
Alf Ramsey después de la hazaña cerró sus maletas, un nuevo desafió se disponía en el horizonte de este excombatiente de la segunda guerra mundial, ahora el asalto sería por la Copa Mundo al frente de la selección inglesa. Casualmente conseguiría su objetivo cuatro años más tarde, venciendo a los mismos alemanes que décadas antes había enfrentado en trincheras.
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