Sir Bobby Moore fue un caballero de la corona inglesa que se ganó el derecho a esta distinción en un pequeño, comparado con los principales escenarios de batalla europeos, campo de césped. Sin lidiar con balas de acero pero si de cuero, como el balón que transportaba magistralmente en sus pies al vestir la camiseta de Inglaterra. Así como protagonizó grandes momentos en el terreno de juego, el aguerrido defensor inglés también participó en un curioso episodio previo a la Copa del Mundo de 1970 realizada en México.
Sorprendentemente en mayo de 1970, un rubio jugador con 1.83 de estatura y una
impresionante técnica, entrenaba en la sede deportiva del Club Deportivo Los
Millonarios. No era ni mucho menos el rutilante fichaje de la época en el fútbol colombiano, ni la
solución a los problemas de un equipo azul que no lograba salir de la mitad de la
tabla y en el cual, hacia no mucho, había brillado Alfredo Di Stéfano. Era Bobby Moore, el capitán de la
selección inglesa de fútbol y quien cuatro años antes, había recibido de manos
de la mismísima reina, el trofeo Jules Rimet que acreditaba a los inventores del
fútbol, como campeones mundiales por primera y única vez en su historia.
¿Y por qué estaba un
jugador de esa categoría allí? Sería la pregunta que se haría cualquier
desprevenido que no estuviera atento a las noticias. Pues, el número 6 del West
Ham londinense y la selección, había sido arrestado en el aeropuerto El Dorado
de Bogotá, acusado de robar un hermoso brazalete de oro y esmeraldas, propiedad
de la joyería ‘Oro Verde’ del Hotel Tequendama, donde su equipo se había alojado
como parte de su plan de partidos de fogueo previos al mundial.
El brazalete estaba avaluado en 1.500 dólares y las autoridades
habían procedido a la detención del futbolista cuando abordaba un vuelo que
llevaría a los ingleses a México a menos de una semana del inicio del
campeonato. El dueño del comercio señalaba el 18 de mayo como la fecha en la cual
Moore, al “aprovechar una distracción de la vendedora”, había robado la joya.
Pronto Tom Rogers, embajador de la corona británica en
Colombia, se hizo presente junto con un abogado penalista. La delegación
dirigida por Alf Ramsey, mítico entrenador inglés, no tuvo más remedio que
dejar a su capitán en tierras colombianas y afrontar con incertidumbre el
último tramo de su preparación para el certamen.
En Inglaterra el incidente detonó todas las alarmas. Un país
donde el fútbol es tan popular como la religión, la detención de su guía deportivo fue tomada como una afrenta, incluso se llegó a rumorar que la situación “amenazaba
gravemente las relaciones diplomáticas”. El asunto tomó tal dimensión que
algunos hinchas ingleses se ofrecieron en canje por el jugador e incluso
algunos potentados colombianos quisieron pagar el brazalete para evitar
consecuencias mayores por el bochornoso incidente.
Alfonso Senior, uno de los grandes dirigentes del fútbol
colombiano, presidente y co-fundador de Los Millonarios, ofreció su casa para hospedar
al prestigioso futbolista mientras se esclarecía lo sucedido. Durante los 3
días que duró su “cautiverio”, el capitán del conjunto inglés, se entrenó durante
dos horas realizando intensos piques, pases y ejercicios de estiramiento.
Finalmente Moore fue liberado, a pesar de seguir procesado
por el supuesto robo, y viajó a México donde llegó con 3 kilos menos de peso y
con 72 horas para prepararse. En el debut de Inglaterra fue titular en la
victoria frente a Rumania.
Poco antes de morir a los 51 años víctima de un cáncer y ya
como comentarista deportivo, Moore recordaba el incidente como uno de los
puntos más bajos de su vida y por el cual incluso llegó a recibir asistencia psicológica.
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