El 13 de agosto de 1961 seria un día que marcaria la vida de los alemanes, muchos de los que salieron aquella mañana a trabajar al otro lado de la hermosa capital Berlin, al regresar se encontraron un enorme muro de concreto inexpugnable que los alejaba de sus seres más queridos, así nacía la separación entre Republica Democrática Alemana y Alemania Federal.
Viejas pugnas políticas entre los “socios” que habían ganado la guerra ahora separaban irremediablemente a un pueblo condenado a vivir una sentencia inmerecida hasta 1989. La separación en todos los aspectos como era natural también repercutió en el ámbito deportivo, el socialismo y el capitalismo de nuevo modificarían el panorama y la geografía mundial.
En 1974 Alemania Federal, que gozaba de una mejor situación económica que su hermana del este, fue encargada de realizar el décimo Campeonato Mundial de Futbol, el destino, caprichoso como el que más, se encargó de encuadrar a las dos partes de un país que había estado unificado por mucho tiempo en el mismo grupo. Los vecinos del este, pasando por penurias económicas cobijados por la impermeable cortina de hierro visitarían a los más abiertos y cosmopolitas alemanes occidentales en el Volksparkstadion de Hamburgo para la tercera fecha del grupo 1.
En un partido con bastante tinte político se había conjugado también la expectación deportiva. A ese encuentro llegaron los dos equipos con la posibilidad de ganar el grupo, Alemania Federal había vencido en los partidos previos a Chile 1-0 y a Australia 3-0, los democráticos empataron con el conjunto austral 1-1 y vencieron 2-0 a los oceánicos, a todas luces era un partido por el honor.
En todos los rincones del mundo se conocían los estupendos jugadores occidentales, Beckenbauer, Breitner, Muller entre otros ya habían obtenido reconocimiento jugando para el Bayern de Munich, de los Croy, Weise, Kreishe y Sparwasser se sabia poco, sería este último el encargado de escribir una de las páginas del fútbol mundial.
Se respiraba un clima de tensión en aledaños y dentro del mismo estadio, dos helicópteros vigilaban minuciosamente desde el aire cada pequeño movimiento que pudiera resultar sospechoso. Los protagonistas se cambiaban en los camerinos, era un partido que recordarían el resto de sus vidas.
60000 espectadores se dieron cita en el campo, tan solo 1500 venían del otro lado del muro, las estrictas normas del régimen no permitían una libre circulación de los ciudadanos orientales.
El uruguayo Ramón Barreto Ruiz fue el encargado de impartir justicia en un juego que fundamentalmente fue soso y aburrido, los democráticos respetaban mucho a sus rivales campeones de la versión de 1954 y sus grandes jugadores de postín, prevaleció un juego limpio y cuando los dos equipos veían con buenos ojos el resultado sucedió lo inesperado.
El guardameta oriental Jurgen Croy encajonó muy bien un remate de cabeza y paso rápidamente el esférico Erich Hamann que inició un contrataque por la banda derecha, estaba fresco solo llevaba diez minutos en el campo de juego, alcanzó a recorrer 30 metros cuando a su encuentro salió en “káiser” Franz Beckenbauer, Hamann de inmediato centro el balón al corazón del área donde Jürgen Sparwasser se adelantó a Berti Vogts y Horst-Dieter Höttges, centrales de la maquina de occidente y se llevó el esférico con hombro y pecho y después en una imagen que parece suspendida en el tiempo fusiló a Sepp Maier, al basurero iban a dar los 481 minutos que llevaba imbatido en la competición y los deseos de quedar primeros en el grupo, Alemania Democrática daba el campanazo del torneo y mandaba un claro mensaje a los que siempre les habían mirado por debajo del hombro.
En el túnel de vestuario, sin que nadie los viera, Breitner le pidió la camiseta a Sparwasser quien se la cambió con orgullo, 28 años durarían guardadas hasta que los protagonistas de esta anécdota se acordaran de ellas para cederlas a una buena causa.
Alemania Occidental paso este trago amargo y luego ganó su segundo Campeonato Mundial venciendo a la “naranja mecánica” de Cruyff 2-1 en Munich; Alemania Democrática quedó eliminada en la segunda fase de clasificación donde le toco medirse a equipos de la jerarquía e Brasil, Argentina y Holanda pero siempre quedara en el recuerdo el día en que un mismo país dividido por la ideología se enfrentó en el marco de un Mundial de fútbol.
En 1989 aquel “muro de la vergüenza” sería demolido, las familias se reunirían de nuevo después de años, hermanos, hijos, padres volverían a estar juntos y Alemania volvería a ser una sola, en una entrevista hace poco Sparwasser declararía “Si en mi lápida escriben sólo ‘Hamburgo 74’, la gente sabrá quién yace allí debajo” a la fuerza se ha ganado su lugar en la historia.
Gol de Sparwasser
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2 comentarios:
Un partido mítico de los mundiales con una carga política impresionante, la RDA tenía un gran equipo entonces, el Magdeburgo gano ese año la Recopa y a la RFA al final no le vino mal la derrota porque así evito a Holanda hasta la final.
Si lo que dices es clave, evitó a Holanda y quedó en un grupo más asequible enfrentando a Polonia, Suecia y Yugoslavia.
El otro grupo fue el de la muerte con los dos colosos sudamericanos Brasil y Argentina, Alemania Democrática y Holanda
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