![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibDSVPHoFIgCHUq8rMRVhq6_d3dOG1CiAr178Km4USEXFkNCGZ04B4vn3i6cDLBANt9HbW2suTYkQpTpLhek7E-KWhZJ01L80FvRYJ4JnccsbXDnOk7X7nyzCFlFxGO2QK9U0Kk7cxAgg/s320/villa-1982-gallery.jpg)
Era una época especial para Inglaterra, la lucha por la soberanía de las Islas Malvinas acaparaba toda la atención de una sociedad impávida que no vivía un conflicto armado desde hacia algún tiempo, el brazo de hierro de la primera ministra Margaret Thatcher dirigía a toda una nación movilizada para no permitir la intervención argentina en el archipiélago. En un segundo plano se encontraba el fútbol. Liverpool, campeón de la anterior edición de la Liga de Campeones y el Aston Villa, campeón de Liga de 1981 después de 71 años, eran los encargados de no romper una racha de 5 temporadas en las cuales los equipos ingleses habían arrasado en la competición continental.
Los de Birmingham habían ganado una Liga superando al Ipswich Town de Bobby Robson, favorito de la temporada y contaban con una base importante de jugadores jóvenes como el extremo Tony Morley, Gordon Cowans en el medio campo, además de Gary Shaw en el frente de ataque, todos y cada uno de ellos respaldados por un veteranazo como Peter Withe quien ya sabía como era luchar en un equipo prácticamente desconocido y alcanzar la gloria en este torneo, había sido campeón con el Notingham Forest de Brian Clough temporadas antes.
En el banquillo se encontraba Ron Saunders, un entrenador serio del cual era misión imposible sacar una sonrisa, él había llevado este equipo a salir del sótano de la segunda división ganándola, también había levantado una Copa de la Liga y había sido el guía en el titulo conseguido el año anterior por encima de distinguidos contrincantes, como su ahora acompañante en la aventura europea Liverpool. Claramente en las islas el favorito era el equipo vestido totalmente rojo.
Para el inicio del campeonato el destino tenía una papeleta fácil, el Valur islandés no era un buen termómetro para un equipo que necesitaba probarse a nivel internacional pero, que por su vulnerabilidad, vino muy bien para obtener una confianza y seguridad que marcarían al conjunto Villano en el resto del campeonato, 7-0 fue el global de una eliminatoria que fue tomada más a modo de sparring que competición oficial.
Aparentemente la ronda siguiente no representaba tampoco mayor amenaza para los ingleses, su rival era el Dinamo de Berlín, un equipo de la extinta República Democrática Alemana del cual no se esperaba mucho. El primer partido jugado en Alemania resultó más complicado de lo esperado, el Villa vio como en los últimos minutos de juego el local le perdonaba la vida, Ullrich estrelló un tiro penal en el palo, Morley toma el balón en su propio campo e inicia un contraataque que culmina brillantemente en gol, consiguiendo una increíble victoria 1-2.
En la vuelta en Birmingham el equipo alemán se adelantó en el marcador muy temprano y el guardameta Jimmy Rimmer se convirtió en el héroe, al desviar en los últimos instantes un disparo de Riediger que hubiera significado la eliminación, pese a imperar un empate en el marcador agregado, 2-2, el equipo inglés accedería a la siguiente ronda por el beneficio de los goles conseguidos de visitante.
Ya solo quedaban ocho equipos en competición y después de la dura eliminatoria anterior ahora los problemas se acumulaban en la puerta del vestuario, su mentor, el entrenador Ron Saunders renunciaba al equipo por desacuerdos con la directiva sobre el monto de su contrato y su asistente Tony Barton tomaba ahora su lugar víspera del encuentro frente a un difícil Dínamo de Kiev.
Pero como dicen por allí, “lo que no mata, te hace más fuerte” el equipo afrontó la eliminatoria con entereza y la ganó sin discusión adjudicándose un puesto en semifinales frente al Anderlecht de Bélgica, su compañero, campeón reinante y favorito Liverpool sorprendentemente mordía el polvo frente al CSKA Sofía de Bulgaria, ahora la responsabilidad de revalidar la superioridad británica y conseguir el sexto titulo consecutivo para algún equipo de las islas recaía únicamente en sus hombros. Una victoria 1-0 en Villa Park fue suficiente para sentenciar la llave, en Bruselas no hubo goles.
Ahora en su primera participación en este torneo el equipo llegaba sorpresivamente a la final, el rival que le esperaba era muy distinto a los demás, era el indestructible Bayern Munchen plagado de estrellas como Paul Breitner centrocampista campeón mundial con la selección alemana, Karl Heinz Rummenigge destacado como futbolista europeo del año y los experimentados internacionales Hoenness y Augenthaler.
Como ya había sido habitual no serían los favoritos, además el destino les tenía preparada una pequeña treta que no sería muy agradable en los inicios del encuentro. Su portero titular Jimmy Rimmer de destacada actuación a través de todo el torneo, debía abandonar el campo a los 8 minutos aquejado por una lesión en el cuello que se había hecho en el entrenamiento la mañana anterior al partido, Nigel Spink de 23 años, debutaría en el encuentro más importante del torneo, en su currículo solo tenía un partido profesional disputado dos años y medio antes en el cual su equipo había encajado una derrota 2-1 frente al Forest.
Indudablemente el conejillo de indias sería el objetivo de toda la artillería alemana, Rumennigge y compañía preparaban toda la infantería para aprovechar la inexperiencia y nervios del novel portero pero, como los milagros ocurren incluso en el fútbol, Spink selló a cal y canto su portería y mostró maneras de veterano, los obuses disparados desde varias locaciones del campo de juego fueron seguramente despejados por el increíble jovencillo guardameta.
Después de 66 minutos de juego, Gary Shaw encontró a Tony Morley corriendo por el lateral derecho, Morley se volteó tratando de zafarse de la férrea marca de Augenthaler antes de enviar un cruce bajo que encontró al veterano Withe en posición idónea para enviar el balón a las redes. Gool, 1-0 ¡increíble! Ni los alemanes se lo podían creer.
Luego de la reanudación fueron con todo a buscar el marco inglés, los minutos pasaban y el balón se estrellaba con la inquebrantable voluntad de Spink. Ya a pocos segundos de finalizar el partido Hoeness quemó su último cartucho, el balón iba con saña a la puerta pero el joven golero voló y alejó el peligro de un manotazo. ¡Aston Villa Campeón de Europa! El día después del partido The Guardian tituló: Glory night for Spink and Villa (Noche de gloria para Spink y para el Villa) el último invitado a la fiesta fue el que se llevó el trozo más grande del dulce ponqué con sabor a victoria.
Inglaterra dejaría de lado por unas horas el terrible sabor que deja estar en guerra y disfrutaría con una reedición de la fábula de siempre donde David vence a Goliat, en los campos de batalla de las Malvinas la historia sería bien distinta.
3 comentarios:
Gran artículo, el titulo del Aston Villa tuvo muchas similitudes con el del Forest, dos debutantes que compartían cartel con el gran Liverpool y no eran favoritos para nada.
La final fue toda una sorpresa porque el Bayern era muy claro favorito, esa temporada el Villa acabo en mitad de la tabla de la First Division.
El Dinamo de Berlín debía de tener buen equipo entonces porque al Forest nos costo bastante eliminarles en el 80.
me cae bien el Villa, a ver si lo vemos pronto en la Champions o ganando la final de la Carling al United.
Me gusta las historias que se entretejen en el fútbol, ojalá las noticias de este deporte no se centraran en comentarios de farandula. Hay historias detrás de cada partido que valen la pena. Buen trabajo investigativo. Felicitaciones
Sip ojala ganara la Carling ademas lleva 2 temporadas haciendo buenos méritos.
Publicar un comentario